viernes, 5 de diciembre de 2014

Interior

Se encuentra encerrado en el pecho, unido al corazón, como si de un lazo se tratara; uno que cada vez me aprieta un poco mas y me ahoga constantemente.
La sensación de tener que respirar hondo, porque puede que mi oxigeno se agote en cualquier momento.

Los ojos vidriosos durante todo el día, y al llegar a casa, una gota se pasea por mi mejilla.
Intentar descansar y nunca hacerlo completamente, porque el cansancio no es físico, sino emocional.
Rutina que deprime más aún, que pinta días grises, semanas y meses.

Frío que corta en mil pedazos ese sentimiento. 
Lo ha liberado y ya no sólo está en mi pecho, me invade todo el cuerpo, es como una enfermedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario