Puedo decir que me abriste la puerta a un mundo desconocido, que poco a poco, tú me ibas enseñando, hasta llegar al punto en el que ninguno de los dos sabíamos que sucedería al dar el siguiente paso. Pero decidimos arriesgar y caminar unidos, cogidos de la mano, sin soltarnos, descubriendo cosas nuevas para ambos, deteniéndonos en los detalles de las peleas y las reconciliaciones, averiguando cómo seguir adelante y superar los obstáculos.
Hoy seguimos en ese mundo, ya no tan nuevo, pero que no deja de sorprendernos. Gracias por descubrirme todo un mundo.
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